martes, 1 de marzo de 2011

Desconocido


Una de la tarde. El local estaba tranquilo, solo había 3 mujeres charlando en las mesas. Por la puerta entró un hombre, y se sentó en la barra. Parecía un chico joven y tenía un aspecto decaído.
- ¿Que le sirvo?
- Una Coca-Cola
Se la cojí en seguida y se la serví en un vaso de cristal reluciente con un limón. Para vender las cosas tienen que parecer bonitas, fué lo primero que aprendí estudiando marketing. Por eso mismo yo me había encargado de la decoración y el logotipo del bar.
- Son 1.60
Busca en su bolsillo y me lo da todo con monedas de 20 y 50 céntimos.
El chico siguía decaído y se tomaba su coca-cola a sorbos. Antes de que me fuera el joven me dijo:
- ¿Sabes que haría ahora mismo?
Sonreí y me acerqué a el. Me gusta la gente que me cuenta sus problemas, me hace sentir cercana a mi clientela.
- ¿Que harías?
- Le tiraría esta Coca-Cola a José Luís Camino Pintos.
- ¿Porque razón harías eso? - Dije sin poder contener una sonrisa al imaginarme la situación.
- He trabajado 3 años como un idiota, pensando que tarde o temprano me ascendería. He dado mi vida a esa empresa. Cuando entre soporté absolutamente todo lo que me echaron encima, trabajos de meses de investigación, fisicos, psicológicos, cambios de residencia... Mi ex-mujer se marchó de mi lado, con mi hijo porque no aparecía por casa, a veces hasta las 12 de la noche. No es justo que me despida ahora por un pequeño choque de ideas. Nadie puede tratar a la gente de la forma que el los trata, son sus clientes, yo solo hice lo que debía, y me lo cargué. Me cargué mis tres años de trabajo, mis tres años de vida. ¿Y sabes lo peor? Ahora ya no sé como salir adelante. No tengo amigos, no tengo esposa, ni siquiera tengo dignidad... - Dicho esto el jóven se echó a llorar.
Yo no sabía que decirle. A estas alturas de la película, un hombre que no conocía me había contado su vida como último recurso porque no tenía a nadie, y yo no sabia que decirle. Le serví otra copa gratis y estuve un rato junto a el. Le di un abrazo y le dije que aún era jóven y que le quedaba mucha vida por delante. No me gustaría pasar por su misma situación, pero tampoco sabía que decirle a parte de esto.
El chico se marchó y le di mi número por si quería hablar con alguien. Pero no me llamó, ni tampoco volví a saber nada de el. En realidad ni siquiera sabía su nombre.
2 meses más tarde, en mi mismo bar me lo volví a encontrar, sentado en una mesa de dos con una chica así como de su edad y una sonrisa en la cara. Todo pasa, tarde o temprano.

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