martes, 1 de marzo de 2011

Depresión


- Cccccamarero.....ponnnmeee.....otrra.....copppppa

- No crees que ya es suficiente?
- Tu...trraemmme.....uunnnna.....ccopppppa
Y fue lo que hice. Ya era la décima copa de whisky que se tomaba. Desde que a la tarde aquella mujer lo dejase llorando en la misma mesa en la que esta ahora, llevaba bebiendo trago tras trago. Mucha gente dice que el alcohol ayuda a ahogar las penas. En mi opinión, es todo una gran mentira. En todo este tiempo, aquel hombre no había dejado de lamentarse por el error que cometiera.
- Si no es mucha intromisión, ¿se puede saber que apostó para que pasase esto?-le dije posando la copa sobre su mesa-.
- Ellll prrrrobllema nnnno essss looo qqqque appposttté, sssssinnno qqquue appposttté
- Independientemente de eso, ¿por que lo hizo?
- Ssshhhe lo vvvoy a exxxppplicar -a partir de aqui voy a interpretar lo que me dijo para que sea más fácil de leer- unos días antes de que todo ocurriera, ya me planteara la idea de intentar conseguir algo con ella. Me gustaba, y quería intentarlo aunque dudaba un poco. El problema llegó cuando se lo conté a mis compañeros. Cuando la vieron me dijeron que estaba totalmente fuera de mi alcance. Me pique muchísimo por ese tema. Al poco tiempo me propuso una apuesta. Ahora mismo no recuerdo que cantidad era, pero no era pequeña, y el único objetivo era conseguir salir con ella. Ese fue el empujón que necesitaba para ir a por ella. Ya no era solo por conseguir una cita, si no que también era para demostrar a los demás que no había nada fuera de mi alcance.
- Pero, ¿dónde está el problema?. Cometiste el error de la apuesta, pero no tenía porque pasar nada más.
- El problema es que el problema no acabo ahí. Cuatro días después le pedí una cita, con tan mala suerte que lo único que obtuve fue una negativa. Oficialmente desde ese momento había perdido la apuesta. Pero antes de decirle a mis compañeros eso, me entró el remordimiento. Sabía que lo que había echo estaba mal, y tenía que solucionarlo. Por eso decidí quedar con ella hoy aquí, para contarle todo.
- Entonces, ¿ya lo hiciste?
- No. Solo le conté lo de la apuesta. Se fue antes de que pudiera contarle nada más. Ella cree que le pedí una cita solamente para ganar una apuesta, pero en realidad, aunque no hubiese apuesta, le iba a pedir una cita de todas formas. Ahora ella me odia, y ya no me volverá a hablar. Y encima tengo que convivir todos los días con ella en el trabajo.
- No te preocupes, que seguro que se arregla todo. Y para terminar, la casa invita a otra copa, y después te llamamos a un taxi para que venga a llevarte a casa.
- Muchas gracias.
Y así terminó la noche. Con el pub cerrado, el pobre hombre yo nos quedamos tomando una ultima copa. Después lo subimos a un taxi y lo mandamos a su casa para que descansara y se olvidará un poco de aquel día que para él fue el infierno.

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