martes, 12 de abril de 2011

Falsas apariencias

- ¿Angy?
- ¡Ahh, hola Athan!
- Cuanto tiempo pequeñaja, y veo que sigues siendo asi...
- Como siempre lo fui Athan. Veo que te lo montaste muy bien.
- Ya, estoy muy orgulloso de este pub. Es como un hijo para mi. ¿Quieres que te traiga algo para beber?
- Ponme un quinto.
- Ahora mismito te lo traigo

Que pequeño es el mundo. Esa mujer a la que acababa de saludar era una antigua compañera de secundaria. Solo coincidimos un curso y medio, pero nos llevábamos tan bien que no tardamos en hacernos amigos.
- Aqui tienes Angy
- Muchas gracias
- ¿Y que te trae por aquí?
- Nada en especial. Quede con mi novio para esta tarde. Oí de este lugar y le dije de vernos aquí. Pero no tenia ni idea que fuese tuyo todo esto.
- Bueno, en realidad es mío y de Caroline. Ella es la que esta detrás de la barra
- Así que ya te echaste novia, eh?
- No, es una amiga de la universidad. No pienses mal. Te tengo que dejar, que los clientes no se atienden solos.

Deje aquella mesa y fui a atender a otros clientes que acababan de llegar. Cuando terminé, ya había llegado el novio de Angy, así que decidí no ir a molestarles. Solo me acerque para llevarle el pedido a él.
Descansando en la barra, me puse a escuchar lo que decían unas señoras en la mesa que tenía en frente:
- ¿Visteis a aquella mujer? La que está en la mesa de la esquina -señalando a Angy-.
- Como no. Pena de juventud. Todos descarriados -dijo una de las amigas de la primera-.
- La verdad no se como se puede vestir así. Además, ya tiene una edad. Y aun así lleva esos pantalones por las rodillas. Y enseñando las bragas... -dijo la tercera-.
- En mi época a esa mujer se la habría quitado la tontería de encima -dijo la segunda-.
- Creo que oí hablar de ella. Dicen que cuando era joven le daba a los malos vicios: fumaba de todo, bebía todo el bar ella sola, andaba con malas compañías... y encima su pobre abuela tenía que aguantarla, porque sus padres se habías ido al extranjero a trabajar y no han podido volver aun -afirmó la primera-.
- Menos mal que a nosotros nos queda poco tiempo en este mundo, que si no no se como íbamos a vivir con esta juventud que viene en esta generación -sentenció la tercera-.

No podía escuchar más aquella conversación. Me da verdadera pena que la gente piense así solo por las apariencias. La chica de la que hablaban era Angy, y yo la conozco un poquito más que esa señoras.

Para que tengáis una imagen mental de Angy os la voy a describir superficialmente: No llegaba al metro ochenta de altura por bastante. Tenía el pelo largo y castaño, del mismo color que los ojos. Desde que la conozco, llevaba siempre puesto una sudadera o una camiseta acompañada de unos vaqueros de cintura baja que llevaba un poco por debajo de la cintura, dejando ver la parte superior de las bragas. Como decían las señoras, en su adolescencia tuvo una etapa en la que estaba metida en los malos vicios, pero yo la acompañé en algunos de esos momentos y no fue para tanto, además de que solo fueron un par de años como muchísimo lo que duró esa etapa.

Eso es lo que veía y conocía la gente de ella, o más bien lo que quería ver. Por que yo sé lo que hay detrás de esas ropas, y es totalmente contrario a lo que piensa la gente. En realidad es una gran persona, muy cariñosa y que aprecia mucho a sus amistades. Y eso hace que la gente que la conoce, y que sabe como es por dentro, descubra que es una persona a la que te encantaría tener entre tus amistades por que es una persona con un corazón que no le cabe en el pecho y que da todo su amor a la gente que le importa.
Pero el mundo se guía por las apariencias, las falsas apariencias.

2 comentarios:

  1. Muy cierto... pero desgraciadamente no quieren ver más allá...
    Me ha encantado ! :)
    Un saludo.

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  2. !!! Vale más el interior de la persona que lo que puedan ver por unos pantalones algo bajos y rotos .... Es cruel el mundo en el que vivimos pero es lo que hay . Me encantó!

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